miércoles, 23 de febrero de 2022

En UCRANIA, pactemos una PAZ duradera

 El Movimiento Pacifista Ucraniano rechaza el militarismo y la guerra

[«No blandamos las armas en Ucrania, pactemos una paz duradera» es el título original de este artículo de Yuriy Shelyazhenko]. No es necesaria la escalada de una gran guerra en Ucrania. Tanto Occidente como Oriente tienen la misma responsabilidad para evitarlo. Si los líderes mundiales no logran ponerse de acuerdo honestamente sobre una paz duradera en lugar de jugar con las acusaciones mutuas y resolver sangrientamente su disputa de poder en un enfrentamiento en el campo de batalla de Ucrania, responderán ante la gente de la Tierra, la sociedad civil mundial, las generaciones presentes y futuras.

Las dudosas afirmaciones sobre la legitimidad de la toma violenta del poder en Kiev, Crimea y Donbass en 2014 son inaceptables. En todas estas situaciones hubo injerencia tanto de Rusia como de los Estados Unidos/OTAN, con sus agresivas y peligrosas políticas de gran potencia.

Hoy, los principales actores geopolíticos continúan socavando la independencia, la democracia, los derechos humanos y la seguridad del pueblo de Ucrania, amenazando la paz internacional en violación de la Carta de la ONU.

Los representantes de las «superpotencias» intercambian imprudentemente amenazas de usar la fuerza militar y librar una guerra económica entre ellos si no se cumplen sus demandas o se traspasan las llamadas líneas rojas. Ambas «grandes potencias» quieren apoderarse de Ucrania y reclaman su «derecho» a concentrar sus armas, tropas y bases letales en cualquier lugar, tan cerca el uno del otro como lo deseen. Tales afirmaciones no solo son contradictorias, sino que cruzan con descaro la línea roja del sentido común: nadie tiene derecho a poner un arma o una ojiva nuclear en la sien de otra persona o comunidad.

La sociedad civil mundial condena la escalada del peligroso comportamiento de todos los participantes en la nueva Guerra Fría y pide negociaciones serias sobre paz y seguridad.

En Ucrania, pactemos una paz duradera

Debe detenerse el traqueteo de las armas dentro y alrededor de Ucrania, y deben retirarse las fuerzas rusas y de Estados Unidos/ OTAN. Se debe establecer una moratoria internacional sobre el suministro de armas a Ucrania, el Donbass, y Crimea, ocupadas por Rusia. El gobierno ucraniano debe detener la movilización total de la población para la guerra y abolir el servicio militar obligatorio, o, al menos, garantizar el derecho a la objeción de conciencia en pleno cumplimiento de las normas internacionales de derechos humanos vigentes (en el futuro, el servicio militar obligatorio debería estar prohibido por el derecho internacional). Se debe lograr una solución pacífica del conflicto actual sobre la base del estricto cumplimiento del alto el fuego previamente acordado en los formatos de Normandía y Minsk, en conversaciones de paz más inclusivas y exhaustivas entre todos los actores estatales y no estatales,

Europa debe rechazar la exigencia de la OTAN de aumentar el gasto militar, exigir que Estados Unidos retire sus armas nucleares de Alemania, Holanda, Italia, Bélgica y Turquía, insistir en la reanudación del Tratado sobre Misiles Antibalísticos para retirar los misiles estadounidenses de Rumanía y Polonia, y abandonar la política antagónica de Rusia y China impuesta por Estados Unidos, reconocer las aspiraciones de paz de los pueblos de la región y exigir que Estados Unidos dé los primeros pasos serios para desescalar la crisis. Esto requerirá el reconocimiento de la violencia internacional, no de la diplomacia, como una amenaza a la confianza. Idealmente, todos los Estados poseedores de armas nucleares deberían condenar la doctrina de la destrucción mutua garantizada («MAD») y defender el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.

Todas las partes del conflicto deben recordar y no cruzar la línea roja del sentido común: (1) no militarización y carrera armamentista a expensas de la prosperidad, los derechos humanos y la armonía ambiental; (2) el nacionalismo y el imperialismo deben hacerse a un lado para el desarrollo de una democracia incluyente, diversa y justa; (3) todos los conflictos deben resolverse pacíficamente, cualquier aumento de la violencia estructural, especialmente la guerra, la preparación para la guerra y las amenazas militares, es inaceptable.

No hay, no ha habido, ni puede haber, una «guerra justa» o «lado correcto» en el mundo. Los militaristas y los radicales de derecha de todos los bandos están provocando una escalada de violencia en un intento desesperado por «divide y vencerás» y para preservar su obsoleta maquinaria de guerra en un momento en que ya no es necesaria debido a un compromiso compartido con el desarrollo sostenible, la cultura de paz, el gobierno global no violento, y la cohesión económica y social de todas las personas del planeta.

Necesitamos invertir más en justicia social y ambiental, en diplomacia, de lo que gastamos en la maquinaria de guerra. Nuestro objetivo estratégico debería ser destruir todas las armas, convertir a todos los soldados en civiles felices y reducir a cero el gasto militar. Para construir un sistema de seguridad global noviolento, debemos desmilitarizar la vida política, resolver conflictos sin violencia y continuar construyendo una cultura integral de paz.

La paz en la Tierra debe ir más allá de las ambiciones políticas.

Yuriy Shelyazhenko, Secretario Ejecutivo del Movimiento Pacifista Ucraniano

(tomado de la página web de "En pie de Paz")

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