lunes, 13 de agosto de 2012


CORAZÓN PARTÍO. Juan José Ruiz Travieso

Sí, como el Sanz, yo también tengo mi corazón partío. En varios pedazos.
Me parte el corazón que a los sindicalistas del SAT se les acuse de “robo con violencia” por llevar a cabo una acción simbólica que reivindica derecho al trabajo, reforma agraria o renta básica para las familias más necesitadas.
Me parte el corazón  el doble rasero de los hipócritas. No causa alarma social que miles de familias pierdan su vivienda y se vean en la calle, pero sí es alarmante que unos cuantos “Robin Hood” expropien algunos alimentos de supermercados reiteradamente denunciados por varios sindicatos.  También causa alarma que los necesitados saquen comida de la basura, y se cierra los contenedores de basura con candados.
Pero hay que decir otras verdades, porque uno no pertenece a la secta de los maniqueos y sí es un poco libertario.
Me rompe el corazón que los medios de comunicación repitan hasta la saciedad la imagen de una trabajadora de un supermercado sufriendo un ataque de nervios, qué forma de filtrar la noticia, ni Goebbels en sus mejores tiempos.
¿Y no rompe el corazón que Sánchez Gordillo aproveche todo esto para hacer una alabanza del chavismo venezolano, que al parecer es la panacea para salvar al mundo, mientras el ministro de defensa del P.P. pacta con Chaves la fabricación de  material militar para Venezuela? Ay, Gordillo, un poquito más de coherencia. Marinaleda es un referente para muchas personas en varios aspectos, pero cuidado con no meter la pata. ¿Es coherente asaltar Carrefour y venderles productos de la cooperativa como las “habitas baby”?
A uno le destroza el corazón que el PSOE salga diciendo que el asalto a los supermercados es una acción populista. Ellos no han caído jamás en el populismo, no, ni siquiera cuando Zapatero regaló aquellos 400 euros a todo quisqui, hasta a los banqueros. Su partido puede impartir lecciones de ética a diestro y siniestro. Ahora incluso salen sus militantes a protestar contra los recortes del PP, cuando hace unos meses eran ellos los que recortaban derechos laborales y retrasaban la edad de jubilación, expropiando no garbanzos ni lentejas, sino derechos adquiridos por los trabajadores y trabajadoras tras décadas de lucha social.
A uno le rompe el corazón que florezca tanta beneficencia, que haya tanto banco de alimentos y a la vez tanto control social. Los necesitados prefieren comer por un euro en Ikea que ponerse en una cola a recibir “caridad”.  Más renta básica y menos asistencialismo.  Separación Iglesia-Estado de una puñetera vez, y centros de asistencia social laicos, no instalados en parroquias.
A mí me acaba de robar el gobierno la paga de Navidad. Todas las semanas nos recortan un nuevo derecho. España está siendo expoliada teniendo que pagar un 7% de interés por la deuda externa por culpa de los especuladores. El primer mundo sigue robando el pan y la sal al tercero, a los países empobrecidos. La clase política y los grandes partidos, inmersos en un mar de casos de corrupción. Es verdad que no hay pan para tanto chorizo.
Pero hay que descargar todo el peso de la ley sobre estos nuevos bandoleros del SAT, hay que echar los migueletes sobre estos “tempranillos”. Por cierto, ¿cuánto cuesta mantener a tanto miguelete para defender la propiedad privada de tanto millonario?