viernes, 27 de marzo de 2020

Ante la crisis del covid 19: "NO SOMOS SOLDADO, NO QUEREMOS SERLO Y NO VAMOS A SERLO"

 

Insumisas fuimos, insumisas somos, insumisas seremos

Desde hace más de una semana, todos los días al final de la mañana nos deleitan en los medios de comunicación con una rueda de prensa en la que progresivamente han ido adquiriendo más protagonismo las consignas destinadas a incrementar la militarización y el control social y perdiendo dicho protagonismo la información sanitaria.

El despliegue de las unidades militares empezó inmediatamente después de la declaración del estado de alarma y la puesta en escena un día después: desde ese día en la rueda de prensa hay más uniformados que civiles. Y uno de los civiles, el único sanitario del grupo, prácticamente realiza labores de moderador y presentador al principio del acto.

Cinco días después del primer despliegue de la UME, el Jemad, general del aire Miguel Ángel Villarroya, informó a toda la población de que “en esta guerra irregular y rara que nos ha tocado luchar, todos somos soldados” y ayer, volvió a decirnos que somos 47 millones de soldados en esa misma guerra, mientras los otros dos uniformados nos asustan con el número de detenidos e identificados por no cumplir las normas en las anteriores veinticuatro horas y después nos dicen que “todo transcurre dentro de la normalidad”, como si vivir en estado de alarma fuera lo normal.

Llevamos años denunciando y resistiéndonos el militarismo que sustenta la necropolítica propia del capitalismo neoliberal y sabemos que los escenarios de crisis -sea esta del tipo que sea: sanitaria, ambiental, social…- se utilizan siempre para convencer a la población de que debe renunciar a una “cierta cantidad” de su libertad y otros derechos humanos en aras de la seguridad.

Pero lo mismo que no nos han engañado otras veces, no nos convencen esta: esto no es una guerra y no somos soldados. No, señores generales del ejército y la Guardia Civil, señor director de la Policía Nacional y señores y señoras ministras del gobierno que está por encima de ellos, no se equivoquen, no somos soldados, no nos guía la obediencia ciega del soldado cuando decidimos quedarnos en nuestras casas, nos guían la solidaridad y el apoyo mutuo que son las herramientas que pueden hacernos superar esta crisis sanitaria; nos guía la certeza de que solo poner la vida y el cuidado en el centro puede hacernos salir de esta pandemia, por eso nos ocupamos de saber qué necesitan nuestras vecinas de mayor edad que viven solas, por eso hay colas para donar sangre, por eso aplaudimos a quienes de verdad se lo merecen estos días: el personal sanitario que incluso a riesgo de su propia salud se ocupa de cuidarnos como individuos y como sociedad.

No, no vamos a obedecer ciegamente sus consignas lo mismo que no olvidamos que, mientras sus presupuestos para militarismo y control social no han dejado de aumentar año tras año, los sucesivos gobiernos desmantelaban progresivamente la sanidad pública con la excusa de que no había fondos para mantenerla. Hoy se hace evidente qué nos protege de lo que realmente nos amenaza.

Einstein escribió: “que alguien sea capaz de desfilar muy campante al son de una marcha basta para que merezca todo mi desprecio; pues ha recibido cerebro por error: le basta con la médula espinal”. Pues les informamos de que nosotras tenemos cerebro y lo utilizamos, no nos limitaremos a obedecer ciegamente sus órdenes. No somos soldado, no queremos serlo y no vamos a serlo: Insumisas fuimos, insumisas somos e insumisas seremos.